The creative adult is the child who survived.

“El elemento” de Ken Robinson se define como el estado de sentirse bien en lo que haces. Donde confluyen las cosas que te encanta hacer y las que se te dan bien. Es el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Es lo que fortalece el sentido de tu identidad y mejora tu bienestar. 

La búsqueda de “eso” permite definir de forma objetiva cuál es tu verdadero potencial. Puede que no lo percibas así desde tu interior, pero tienes que ser consciente de que el cambio es totalmente posible. La búsqueda de el Elemento debe enfocarse desde la capacidad, la vocación, la actitud y la oportunidad.

Te ayuda a que direcciones tus pensamientos. Para ello, debes utilizar los cinco sentidos junto a la intuición, el sentido de la temperatura, el del dolor, el vestibular y el kinésico. Mezclando todos ellos, te darás cuenta de tu propia inteligencia, o inteligencias. Sin olvidar a Howard Gardner, recordamos que cada uno de nosotros debemos descubrir cuáles de las siete inteligencias que explica en su estudio está más presente en nuestro cerebro. 


También fija otro concepto como es el de “zona”. Se trata del lugar más profundo del Elemento. Cuando estás ahí, te daS cuenta de que aquello que estás haciendo te encanta y te llena de energía. Es donde eres más que en ningún otro sitio. En ella se experimenta una sensación plena de libertad y de autenticidad. Junto a la zona, es necesario que encontremos nuestra tribu. Este grupo de personas afines a ti y a tu Elemento van a influir en el desarrollo de la búsqueda de ese desarrollo completo de nuestra vocación y en nuestra propia riqueza personal.




“El fluir” de Csikszentmihályi es un estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa. Todo el ser está envuelto en esta actividad, y la persona utiliza sus destrezas y habilidades llevándolas hasta el extremo. La persona está fluyendo cuando se encuentra totalmente absorbida por una actividad durante la cual pierde la noción del tiempo y experimenta una enorme satisfacción. 

Cuando fluimos no somos felices, ya que para experimentar la felicidad debemos centrarnos en nuestros estados internos y esto distraería la atención de la tarea que estamos llevando a cabo. Sólo después de haberla completado, tenemos tiempo para mirar atrás, asimilar lo que pasó y es entonces cuando sentimos una Enorme felicidad y plenitud de haberlo logrado. No se puede ser feliz sin las experiencias del flujo. 

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